Se enfoca en la calidad del alumbrado, la eficiencia energética, la seguridad de las instalaciones y la protección contra riesgos eléctricos. También se establecen requisitos para la protección contra contactos directos e indirectos, el uso de materiales adecuados, la prevención de riesgos de incendios y explosiones, la facilidad de mantenimiento y la reducción de la contaminación lumínica. Además, se establecen criterios para la selección de lámparas, luminarias y equipos auxiliares, y se definen los niveles de iluminación recomendados para diferentes tipos de áreas y aplicaciones. Por último, se incluyen disposiciones específicas para la iluminación de emergencia y para el uso de fuentes de energía renovable en el alumbrado público.